“Estudié Ingeniería para que me abriera las puertas al mundo”

Radicado en Holanda, el Ing. Naval Agustín Hurrell cuenta su experiencia profesional y el rol de su formación para alcanzar su puesto actual en un astillero, y reflexiona acerca del presente de los jóvenes profesionales

Publicada el 26 de septiembre de 2016. Categorías: Graduados, Todas las noticias. Etiquetas: .

En el año 2015 Agustín Hurrell se graduó en la UTN Buenos Aires con el mejor promedio de su especialidad, Ingeniería Naval. Desde entonces se encuentra radicado en la ciudad Dordrecht, próxima a Rotterdam, trabajando para Royal IHC, un astillero holandés con presencia internacional.
Hurrel se desempeña en el área de Ship Building, donde desarrolla Ingeniería Básica orientada a la construcción de buques; allí se diseñan los planos de los navíos y se supervisa la información técnica que precisan los barcos. “Mi posición es pivotante: me dedico a resolver problemas que van surgiendo y ayudo en los procesos. Este puesto no es muy común en la oficina, ya que por la formación que tienen en Europa, los profesionales suelen ser especialistas en cosas muy puntuales”, explica Hurrell.
El Ingeniero comenta que la formación que recibió en la UTN le aportó “una visión más global de la industria. Tuve la fortuna de dar con un gerente que vio la posibilidad de explotar ese aspecto. Este hecho me jugó a favor para moverme horizontalmente dentro de la compañía, lo que te otorga una mejor preparación para progresar verticalmente”, detalla.
Hurrell resalta que desde siempre estuvo interesado en trabajar en el exterior: “Estudié Ingeniería para que me abriera las puertas al mundo, conocer otras culturas, pero estando lejos las oportunidades de conseguir el trabajo son menores, porque se compite con personas que tienen disponibilidad inmediata y la empresa no tiene que hacerse cargo de la re locación”.
Por este motivo, se propuso tomarse un tiempo para buscar trabajo “haciendo base en el país en el que más ofertas laborales había para mi carrera, Holanda”. Allí decidió contratar una reclutadora laboral, a través de la cual programaron entrevistas y Hurrell recibió consejos acerca de cómo postularse según cada oferta laboral. Además, al ser instancias presenciales, el intercambio resultó más fluido. “Lo que me sorprendió es que en todas las entrevistas me preguntaban cuál era el área de la Ingeniería que más me gustaba. Si no respondías a eso, la descalificación era automática, porque no toman gente cuya pasión no esté en su puesto de trabajo, ya que eso significaría que te capaciten para que luego te termines yendo, apenas encuentres un puesto de lo que realmente te gusta”.
“Una vez que superás los temas culturales y la distancia con la familia, el resto se lleva muy bien. Es exactamente lo que vine a buscar: una experiencia multicultural mientras trabajo en un proyecto de vanguardia para la industria que tanto me gusta”, explica Hurrell.
Actualmente se encuentra trabajando en un proyecto de dos dragas con Dual-Fuel. Las mismas se encuentran en proceso de producción, “por lo que en la oficina de Ingeniería Básica hacemos un poco de todo. Generalmente trabajo en una oficina del astillero, dibujando planos, resolviendo problemas que surgen entre el diseño y la producción, haciendo las especificaciones técnicas para la compra de los equipos necesarios para el alistamiento del buque, entre otras tareas. En ocasiones voy a la obra para ver cómo va el avance, y de vez en cuando también me acerco a un buque, ya sea para realizar alguna tarea o para ver otros proyectos y obtener ideas-, relata con entusiasmo Hurrel-. Afortunadamente me tocó trabajar con un grupo internacional, por lo que todo resulta más ameno, ya que muchos nos encontramos en la misma situación y los holandeses nos incluyen bastante. Sin embargo, el idioma es una barrera a superar todos los días”, concluye.

Consultado acerca de posibilidades de inserción que la especialidad naval tiene en Argentina, el joven profesional detalla que “principalmente se divide en cuatro áreas: diseño y construcción, reparaciones, mantenimiento, e inspección, que puede ser de clase o bandera. Actualmente las principales fuentes de inserción son las reparaciones y el mantenimiento de flotas, que si bien puede que no sea la primera idea que uno tiene cuando comienza a estudiar Ingeniería Naval, es una salida muy dinámica, con contacto directo con los buques, y que pone a prueba nuestra capacidad de resolver problemas en tiempos muy acotados. En general, después de la década de los 90, en cuanto al diseño y la construcción, la industria quedó muy reducida. Por otro lado, en referencia a las inspecciones, si bien se realizan tanto en construcciones nuevas como en buques que se encuentran navegando, es un nicho bastante acotado, hay oportunidades, pero generalmente requieren bastante experiencia por lo que no es normal que un recién graduado apunte a un puesto de inspector”.
“Está claro que el contexto nacional o internacional nos condiciona pero uno puede lograr todo lo que se proponga. Está en uno saber utilizar las herramientas que la Universidad nos apotró para salir adelante. Vivimos en un mundo muy cambiante y extremadamente conectado. La situación para el joven profesional depende mucho del esfuerzo, las expectativas y la paciencia que cada uno tenga. No hay que quedarse estático, la Facultad nos brinda los conocimientos básicos, y depende de cada uno la manera en que lo aplica y cómo se continúa capacitando, ya sea por la experiencia profesional o posgrados”. 
En este sentido Hurrell destaca: “mi paso por la UTN Buenos Aires fue muy positivo. A lo largo de la carrera me he cruzado con profesores ligados a la Industria, que de la mano de la orientación de la carrera nos preparaban para el mercado al que íbamos a salir. Considerando que Argentina es un mercado difícil creo que el enfoque que presenta la Universidad es muy acertado. Afortunadamente la carrera de Ingeniería Naval se encontraba en un momento de actualización cuando yo cursaba, y algunos de esos cambios, sobre todo en el tema de software y tecnología, fueron muy productivos. Creo que así como los profesionales jóvenes no deben quedarse estáticos, la Facultad tampoco debe quedar postergada respecto a los avances de la industria”, concluye Hurrell.

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