La UTNBA homenajeó a docentes y estudiantes desaparecidos durante la última dictadura

Se plantaron árboles en la Sede Campus y se colocaron placas recordatorias en su honor.

Publicada el 1 de abril de 2019. Categorías: Institucional, Todas las noticias. Etiquetas: , .

La UTN Buenos Aires, a través de la Secretaría de Asuntos Universitarios (SAU), en conjunto con el Centro de Estudiantes de Ingeniería Tecnológica (CEIT), plantaron árboles en la sede Campus, en homenaje a los miembros de la Facultad desaparecidos durante la última dictadura militar.

Durante el acto se plantó un árbol por cada una de las 14 víctimas identificadas hasta el momento: Eduardo Michaud, Oscar Miranda, José Varela, Laura Mujica, Eduardo Piroyanski, José Mendoza, Luis Mendiburu, Marcos Beovic, Ricardo Yanguas, Guillermo Montes, María Cristina Onis, Héctor Silveiro, Miguel Schwartz y Jorge Tomay Nigro. Cada árbol lleva una placa con su nombre y apellido.

El 19 de abril de 2017, la UTN Buenos Aires creó, a través de la resolución nº 1226/17 del Consejo Directivo, una Comisión Interna transitoria, integrada por representantes de todos los claustros, con el objetivo de “determinar los estudiantes, graduados y trabajadores de esta casa de estudios desaparecidos como consecuencia del terrorismo de Estado del período 1973-1983” y homenajearlos.

El trabajo de esa Comisión logró identificar de forma fehaciente los asesinatos o desapariciones de ocho estudiantes, cinco docentes y una autoridad de la UTNBA.

El 13 de marzo de este año, a través de la resolución nº 232/19, el Consejo Directivo decidió otorgarle carácter de “permanente” a la Comisión, por la “valiosa tarea de investigación” realizada por la misma y con la intención de que continúe con el trabajo sobre “varios casos potenciales pendientes de verificación”.

“La universidad tiene una historia que a veces no es sencillo de reconstruir. Pero creemos que este es el camino que hay que recorrer y nos hemos comprometido a transitarlo”, sostuvo el Decano, Ing. Guillermo Oliveto.

Por eso se otorgó el carácter de permanente a la Comisión: “se detectó que el trabajo tuvo un principio, pero que aún no finalizó. Decidimos dejar las puertas abiertas para seguir recibiendo datos, seguir escribiendo la historia”, explicó.

La iniciativa de crear una Comisión surgió de una estudiante de la Facultad, cuya propuesta Oliveto consideró como fundamental porque “significa rescatar la memoria y sobre todo honrar a los estudiantes, graduados, trabajadores docentes y no docentes que han sido víctimas del terrorismo de Estado que asoló el país”.

Por su parte, Johana Fleitas, miembro de la SAU e integrante de la Comisión que llevó a cabo la investigación sostuvo que “el valor de conocer la historia fortalece este lugar porque se traspasa de estudiante a estudiante. Nos ayuda a entender que detrás de cada una de estas historias terribles había personas que por sus ideas fueron asesinadas o desaparecidas, estudiantes como cada uno de nosotros”.

“Es importante – continuó- que la Facultad les cuente a los alumnos que se suman año a año que esto pasó, que les explique que no fue ajena a este proceso de terror”.

La investigación

Matías Ros, representante nodocente en la Comisión, explicó que “la cuestión era cómo encarar semejante propósito con los escasos materiales y fuentes con los que disponíamos. Porque solo contábamos con un listado presunto, extraído del Registro Unificado de Victimas del Terrorismo de Estado (RUVTE) y los testimonios de ex-estudiantes que conocieron a algunas víctimas”.

“En función de ello –continuó-, decidimos establecer una metodología de trabajo que consistió en tres etapas: la elaboración de un listado preliminar de posibles víctimas que fuera lo más amplio posible, discriminando cuál era la fuente que lo aportaba y la verificación de su existencia en los distintos listados disponibles (RUVTE, CONADEP, CELS, FARENHEIT); la creación de un corpus documental propio que nos permitiera verificar la conexión entre las víctimas y la UTNBA – para esto fue indispensable la colaboración de diversas áreas de la Facultad y en especial de los nodocentes (Gestión Académica, Títulos, RRHH, Archivo General); y la efectiva constatación mediante cruce directo entre el listado provisorio y el cuerpo documental disponible”.

La Comisión comparó los registros oficiales con los datos de la universidad, y si bien “costó atar algunos cabos, sobre todo en lo relativo a los estudiantes, la rueda comenzó a girar”, sostuvo Oliveto.

“Una vez confirmados los nombres, empezamos a reconstruir las historias de cada uno. Para eso fue fundamental contar con testimonios de personas que fueron compañeros de las víctimas: ex alumnos, graduados, personas que siguen trabajando en la Facultad e inclusive de gente que ya no forma parte de la UTNBA”, recordó Fleitas.

En ese sentido, si bien cuando se recuperó la democracia funcionó una comisión de ilícitos que confeccionó listados de víctimas, la documentación “se extravió y tuvimos que empezar de nuevo”, recordó el Decano. A eso se sumó el daño permanente que generó en los registros oficiales la inundación que se produjo en la Sede Campus en abril de 2013, en la que se perdieron legajos completos.

Galería de Imágenes

AYUDANOS A COMPARTIR ESTE CONTENIDO