UTNBA y UTN Mendoza crean un inventario de emisiones del sector energético

Permitirá determinar el volumen de emisiones en zonas determinadas, lo que favorecerá el desarrollo de políticas públicas de mitigación más adecuadas.

Publicada el 4 de abril de 2018. Categorías: Institucional, Investigación, Orgullo UTNBA, Todas las noticias. Etiquetas: , , , .

Un grupo de investigadores y becarios de la UTNBA y de la UTN Facultad Regional Mendoza está desarrollando un atlas georreferenciado de emisiones atmosféricas, que permitirá determinar el volumen de emisión de una sustancia determinada en una superficie dada.
En el proyecto trabajan seis personas, dirigidas por el Dr. Enrique Puliafito, docente e investigador de la UTNBA y Director del Grupo de Estudios Ambientales y Atmosféricos (GEAA) de la Facultad Regional Mendoza.
El Dr. Puliafito destacó que el objetivo es que “otros investigadores puedan emplear este mapa como insumo para sus trabajos, para desarrollar modelos de calidad del aire y modelos químicos de la atmósfera. Y tal vez el objetivo más importante sea que este inventario se acople a inventarios internacionales que luego se emplean para realizar modelos de cambio global”.
En ese sentido, Puliafito explicó que el inventario en el que trabaja cumple con estándares internacionales que permiten sumarlo a los que se realizan en otras partes del mundo.
Por su parte, el Ing. Sebastián Pinto, uno de los miembros del grupo de investigación, explicó que la iniciativa “forma parte de un conjunto de proyectos encadenados del GEAA. En este caso se avanza sobre la conformación de un atlas georreferenciado de Argentina en el que se va a identificar punto por punto cuáles son las emisiones para una determinada superficie”.
El Ing. Alejo Gariglio, otro de los integrantes del equipo, explicó que se trata de reunir en un mapa interactivo una serie de datos que indican el volumen de emisión en un punto dado.
“Las que se registran son las emisiones atmosféricas más relevantes. La que más se conoce es el dióxido de carbono porque es uno de los gases que más impacto tiene en el efecto invernadero. Pero también se analiza lo que son las emisiones de NOx o gases nitrogenados, que tienen mucho que ver con la combustión de los vehículos, y otro tipo de gases que son perjudiciales para la atmósfera”, sostuvo Pinto.
Este tipo de atlas se emplea para la creación de modelos de calidad de aire, para el cual se necesita además, delimitar una región y determinadas condiciones climatológicas. “Sirve para optimizar políticas públicas, hacerlas específicas para cada región y decidir en qué aspectos es necesario profundizar y dónde”, sostuvo Gariglio.
Los ingenieros explicaron que el atlas funciona de manera similar a Google Maps, es decir que cuenta con niveles de visualización: se pueden visualizar sólo las emisiones de dióxido de carbono, luego sumar las NOx y ver las dos en simultáneo y así sucesivamente con el resto de las emisiones. Se pueden ver en forma individual o seleccionar más de una para visualizarlas en simultáneo.
“Es muy dinámico, se involucra todo lo que tiene que ver con emisiones por generación de energía eléctrica, por transporte, fugitiva residenciales, y también la producción de cemento. Eso se muestra por capas. Primero habilito transporte y veo dónde se producen las emisiones por transporte; luego habilito cemento y veo dónde se producen las emisiones por cemento. En un paralelismo con Google Maps sería como cuando uno habilita tráfico o no habilita tráfico. De hecho es muy parecido”, aseguró Pinto.
El mapa involucra hasta ahora las emisiones de origen energético, que son las que están directamente relacionadas con la transformación de energía, de algún movimiento, calor o electricidad. La intención del grupo de investigación es ir sumándole capas para tratar de tener el atlas acabado de emisiones globales, es decir energía, agro, fugitivas en el transporte de hidrocarburos, en la generación de hidrocarburos.
“Cuando uno trabaja con este tipo de mapas se utilizan imágenes satelitales, pero no las que uno ve a nivel del ojo humano, como en google maps cuando se selecciona para ver si hay árboles o casas. Se trata de imágenes satelitales en las se registran otras cosas. Por ejemplo emisiones, incendios forestales”, sostuvo Pinto.
El mapa permite conocer además, en dónde se encuentra cada central y qué nivel de emisión tiene cada una.
“En Argentina es complicado encontrar información sistematizada –continuó-. Pero por ejemplo uno cuenta con un mapa de en dónde están ubicadas todas las centrales termoeléctricas, que las hay de ciclo combinado, a diésel, a gas, a fuel oil. En función de qué tipo de central tenemos registrada se le asigna un factor de emisión y así es como se construye. Nosotros tomamos información de cómo es que generan las emisiones, para con eso construir el atlas”.
El trabajo que realizan los investigadores de la UTNBA y de la UTN Facultad Regional Mendoza se utiliza, además, como base para realizar estudios de calidad de aire: se analizan tanto las emisiones circundantes como las no circundantes (o emisiones de fondo), que afectan la calidad de aire de una ciudad.
“Por ejemplo, en Colombia se hizo algo similar y encontraron que en las líneas en donde se habían desarrollado proyectos similares al metrobus, se generaba una muy alta concentración de todos estos gases que son nocivos para la salud, en los carriles centrales. El motivo era que en el carril central, que es donde paran los colectivos, tiene techo y como se hacen en una arteria encajonada se concentraban los gases. A partir de ahí se comenzó a trabajar con la Agencia de Transporte Metropolitana para definir cómo mitigar ese problema. En definitiva es una asociación entre estos insumos de la investigación y una decisión política de utilizarlos”, destacó Pinto.
 
Las dificultades
Uno de los mayores inconvenientes que los investigadores tuvieron que afrontar para llevar a cabo este proyecto fue la falta de información sistematizada a nivel nacional: “Una de las cosas que queríamos hacer era agregar una capa sobre el aporte de la industria automotriz o de la construcción. Pero en cuanto a la construcción no hay un dato a nivel nacional sobre cuántas obras hay o cuántas se construyen sino que es más departamental. En la Ciudad de Buenos Aires se recolecta mucho pero a nivel provincial esa información es muy difícil de obtener y a veces es necesario recurrir a datos sindicales sobre cuántas obras hay o cuántos afiliados tienen en cada provincia”, detalló Gariglio.
En ese sentido, el proyecto busca establecer las bases para la creación de un inventario nacional detallado: “lo que va a quedar después de este trabajo es un mapa de Argentina que va a decir dónde se emite, qué se emite y cuánto. A partir de ahí serán las políticas públicas las que deban tomar eso para transformar la realidad”, aseguró Pinto.
 
El futuro
En una segunda etapa, la intención del grupo de investigación es sumar las emisiones del sector agrícola, entre las que se encuentran las provocadas por la combustión de los tractores y los insumos que se utilizan, la producción de semillas y derivados, y las emisiones naturales de la cría de ganado bovino y por emisiones del uso de fertilizantes.

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